Daniel Millor Vela // Quatorze

En junio de 2008 tomé la decisión de comenzar los estudios de arquitectura en la Universidad de Alicante. Todavía no había cumplido los 18 años, no tenía mucha idea de qué quería hacer con mi vida. De hecho nunca había tenido ningún interés por la profesión de arquitecto, aunque me interesaba mantener el contacto con las ciencias formales y seguir alimentando mis intereses artísticos y sociales. Me sentía creativo y quería ser útil a una sociedad que no parecía muy estable en esos momentos. Durante nueve años adquirí conocimientos y habilidades, entre las que destacaría, por una parte, las ligadas a la estética: percepción y representación del espacio, la proporción y la escala; y, por otra parte, las ligadas al diseño estratégico: la concepción y el desarrollo de proyectos y la visión sistémica en el uso de los mismos, teniendo en cuenta sus implicaciones sociales (individuales, comunitarias y políticas). Siendo alicantino, gracias a quedarme en mi ciudad, pude compaginar esta etapa con una humilde carrera deportiva como jugador en el baloncesto autonómico federado, donde además de aspectos técnicos y tácticos, pude desarrollar mis habilidades de gestión de grupos y mediación. Fue duro compaginar ambas, pero aprendí a gestionar la frustración. Mi trabajo en Quatorze como promotor de proyectos de arquitectura sociales y solidarios ha ido tomando forma a través de oportunidades, que he podido aprovechar gracias a este conjunto de habilidades. En mi paso por la UA, las asignaturas de proyecto son las que más me han marcado. No sólo Proyectos Arquitectónicos, sino toda asignatura que pidiese un ejercicio de análisis para transformarlo en propuesta. Este músculo propositivo, junto con el trabajo de campo que me ofrecieron las prácticas internacionales, han sido un puente privilegiado hacia mi situación actual. Recuerdo con ilusión el tiempo empleado en intercambiar ideas y reflexiones y convirtiéndolas en pistas de proyecto, junto con compañeros/as y profesores/as. Recuerdo estar perdido, pero encontrar ideas ilusionantes que me ayudaban ser curioso, a querer seguir buscando. Recuerdo sentirme más pequeño, ignorante e incapaz que ahora, pero encontrar a mi alrededor referencias a las que agarrarme y que me permitieron seguir adelante.

Paula Vilaplana de Miguel // Freelance

A menudo digo que sólo soy arquitecta porque he estudiado en Alicante. Si hubiese estudiado en otra escuela posiblemente habría cambiado de rumbo en algún momento, o estaría haciendo otra cosa. También, que soy el tipo de arquitecta que soy, porque he estudiado en Alicante. El primer año de proyectos, recuerdo la conferencia inaugural del curso donde los invitados eran Beatriz Colomina y Mark Wigley. Ella habló de los Eames, él de Cedric Price y el Fun Palace. Escucharles, y descubrir prácticas no vinculadas estrictamente a la construcción sino historias y trayectorias que además de atender a la dimensión material, exploran cómo los medios y la tecnología transforman (y condicionan) el entorno construido fue una experiencia transformadora. Esa obsesión la pude desarrollar gracias a un currículum en el que había lugar para la experimentación y especulación crítica y formal, y por estar en contacto con profesores como Enrique Nieto, Jose María Torres, Elia Gutierrez Mozo y ver pasar a otros a los que conocería después como Andrés Jaque o Izaskun Chinchilla. En este sentido, me he sentido tremendamente arropada y motivada tanto en los cursos de Proyectos como en los de Composición, en los que pude empezar a pensar en la relación entre diseño, experimentación y posicionamientos teóricos de una manera rigurosa. La presentación del PFC junto con Rosana Galián fue muy especial, todo el proceso en realidad. Y también lo fue la oportunidad de presentarlo fuera de la escuela, en la planta del Hogar del Corte Inglés de Alicante y colarnos en la meca del capitalismo afectivo con nuestros artefactos, videos y dibujos. Durante las dos semanas que el proyecto estuvo expuesto ahí, nos comprometimos a actuar como embajadoras de la instalación en horario comercial, y pasábamos el día ahí contando el proyecto a quien se acercase. Un día, al volver de la pausa de mediodía, nos encontramos con que una de las dependientas de planta le contaba, a su manera, el proyecto a un cliente. Escuchar cómo traducía nuestro proyecto y lo vendía, aún a veces adaptando partes o cambiándolas totalmente nos pareció una pequeña victoria personal y fue muy emocionante en el sentido en que representaba lo que buscábamos conseguir: que la discusión saliese del aula y pasase a la calle, al centro comercial y a otras esferas que en general están aparentemente descontadas del discurso pero son sus agentes esenciales.

Gonzalo Herrero Delicado // Royal Academy

Alicante, aún siendo una escuela pequeña en tamaño, la multiplicidad de voces y enorme compromiso por parte de los docentes, hacen que pueda compararse con algunas de las mejores escuelas no sólo a nivel nacional sino internacional. La formación que recibí va más allá de lo puramente operacional y me ha permitido conectar la arquitectura con otros ámbitos de la cultura contemporánea y su papel para la sociedad. Es difícil destacar una sola asignatura, todas ellas han influido de una manera u otra a quien soy profesionalmente hoy. Algunas no son tan importantes las asignaturas en sí mismas sino las personas que las imparten, las que hacen que las recuerdes. Enrique Nieto e Izaskun Chinchilla, Proyectos III y II respectivamente, marcaron un antes y después y me acercaron a nuevas referencias que venían del arte, la música o la filosofía. Andrés Martínez Medina en Teoría de la Arquitectura me acercó a arquitectos clave que me marcaron como Lina Bo Bardi o Allison y Peter Smithson. Elia Gutiérrez Mozo y José Luis Oliver en Composición, me aportaron un posicionamiento crítico, que me ha servido muchísimo en todas mis facetas profesionales. Aunque la carrera fue increíblemente ardua y difícil en algunos momentos, siempre quedan en la memoria los buenos momentos, las largas horas preparando entregas o los viajes que organizaba la escuela.