Carlos García González // UDEM
Soy de la primera generación de Arquitectura en Alicante, y tuve la fortuna de tener grandes compañeros de generación y excelentes profesores con los que todavía mantengo contacto, como el profesor Enrique Nieto, quien sigue siendo un mentor intelectual para mí a día de hoy.
Recuerdo la carrera con la metáfora de un explorador en la selva: nunca sabías que iba a ocurrir, cómo iba a ser el paisaje, qué o quién te ibas a encontrar en el camino y qué obstáculos tendrías. Nunca supimos que nos iba a tocar vivir al año siguiente y aprendimos a vivir con esa incertidumbre. Además, la universidad estaba en construcción y las aulas se iban abriendo conforme avanzábamos en los años de carrera. Al no tener generaciones anteriores a la nuestra que nos explicaran que venía después, todo era siempre nuevo e ilusionante, creo que incluso para los profesores. Esto nos hizo desarrollar una actitud de auto-criticismo permanente entre los compañeros para distinguir lo que estábamos analizando y haciendo, y de autogestión del desarrollo del conocimiento, que a día de hoy valoro mucho en mi día a día. Creo que ese espíritu también ha ido calando, y seguramente mutando, generación tras generación. A día de hoy observo grandes arquitectos que han salido de esta Escuela y me siento muy orgulloso de ellos, aunque no los haya conocido.
Creo que todas las asignaturas son importantes, aunque siempre dediqué más tiempo y más esfuerzo al estudio anual de Proyectos, ya que consideraba que era la espina dorsal de la carrera y que ahí se concentraba todo lo que aprendía en las demás asignaturas.
Recuerdo con especial cariño los trabajos en equipo con mis compañeros, las noches sin dormir juntos desarrollando proyectos, los nervios de los ploteados y las presentaciones. Las celebraciones tras las entregas, incluso exangües, por sentir que habíamos hecho un buen trabajo y que habíamos dado lo mejor de nosotros, sin habernos reservado ni un ápice de energía. Recuerdo el campus como una isla de libertad, donde entrábamos a desarrollarnos con toda la concentración al margen de lo que ocurría fuera. Me siento muy afortunado de haber tenido la oportunidad de estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad de Alicante y doy las gracias a mis padres por haberme dado la oportunidad de estudiar aquí.